martes, 4 de diciembre de 2007

El observatorio más antiguo de América


La fortificación de Chankillo, desde el aire.


Después de un siglo y medio de dudas, un arqueólogo británico y otro peruano lograron interpretar las enigmáticas ruinas de Chankillo. No pertenecieron a un fuerte, un templo, un sitio secreto de retiro ni un campo de batallas ceremoniales, sino al observatorio solar más antiguo de América, construido hace más de 2000 años.

Ubicado a sólo 400 kilómetros de Lima, el observatorio está formado por 13 torres erigidas en línea recta, de Norte a Sur, sobre la cima del monte Chankillo. Las torres indicaban con precisión el desplazamiento anual del Sol, los solsticios y los equinoccios.

Además, según un trabajo que hoy se publica en Science , contiene dos puntos de observación separados por unos 200 metros con una especie de fortaleza rodeada por tres anillos concéntricos. Su construcción revela que en la región existía el conocimiento de la astronomía desde antes del Imperio Inca, según explican el arqueólogo Iván Ghezzi, de la Pontificia Universidad Católica de Perú, y el arqueoantropólogo Charles Ruggles, de la Universidad de Leicester, en el Reino Unido.

El complejo también es una prueba de que allí se realizaban rituales religiosos relacionados con los fenómenos astronómicos. "Las torres de Chankillo nos proporcionan una prueba de las primeras observaciones solares y de la existencia de avanzados cultos al Sol, que precedieron en miles de años a los del Cuzco incaico", indicaron los científicos.

Hasta ahora se creía, por los relatos de los antiguos cronistas, que los primeros observatorios solares estaban en la región de Coricancha, cerca de Cuzco, o que habían sido construidos por la cultura Moche, 600 años después de Chankillo. Sin embargo, el paso del tiempo borró los denominados "pilares del Sol", que marcaban las estaciones y el momento de realizar los sembrados en la región del Cuzco, y aún se desconoce su ubicación precisa.

"Chankillo es una estructura muy anterior en la costa peruana, que parece haber sido construida para facilitar las observaciones del ocaso y del amanecer", señalan los autores.

Por otra parte, las excavaciones arqueológicas revelaron que en la construcción se hacían ofrendas de figurines de guerreros de cerámica con adornos que parecerían ser signos de distinción, lo que sugiere prácticas rituales, así como la existencia de clases sociales. "La adoración del Sol y las costumbres cosmológicas de Chankillo tal vez hayan ayudado a legitimar la autoridad de una clase de elite, como ocurrió con el imperio inca más de un milenio y medio después", dicen los arqueólogos.

Para Ghezzi, la constatación de que Chankillo y sus torres levantadas hace 2300 años fueron un observatorio solar resuelve un rompecabezas científico vigente desde el siglo XIX.

En un artículo editorial que acompaña el estudio, el arqueólogo Charles Mann reproduce las opiniones de los científicos que respaldan la idea de que Chankillo fue sólo un observatorio solar y no una fortaleza militar de la época. Según Luis Jaime Castillo, arqueólogo de la Universidad Pontificia peruana, el complejo es un "calendario monumental. Es difícil pensar para qué otra cosa pudieron haber servido las torres de observación", y su presencia revela que había técnicas de medición muy avanzadas 600 años antes de la cultura Moche.

Para Daniel Sandweiss es evidente la necesidad práctica que tenían los pobladores de esa región de contar con el observatorio. Según el científico, la agricultura era esencial en la época y allí dependía de la irrigación proporcionada por los ríos.

"La observación solar era necesaria para saber cuándo se debía plantar", explica.

Las 13 torres vistas desde el templo fortificado.

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