martes, 11 de diciembre de 2007

Luna y sus misterios 2

LA HIPÓTESIS NEBULOSA del eminente filósofo Kant fue dada a conocer en 1755 y más tarde, en 1796, ampliada por el matemático francés Laplace. En ella se supone que en un inicio una nebulosa de gases y polvo rodeaba al Sol girando en torno a él, pero la fuerza centrífuga ensanchó la nebulosa por el ecuador resultando entonces que esta se dividió en una serie de anillos que se fueron condensando dando lugar a los planetas y sus satélites. Esta idea implica que La Tierra y La Luna se formaron más o menos al mismo tiempo.

Otra de las hipótesis sugiere que La Luna originalmente formaba parte de La Tierra de la cual se desprendió.

Una tercera hipótesis sugiere que La Luna era inicialmente un planeta independiente de La Tierra, y que a consecuencia de fuerzas gravitacionales (que actuaron en condiciones que no han podido aclarar ni los propios autores de este concepto) nuestra Tierra “capturó” a ese planeta –que es hoy La Luna- poniéndola a girar en torno a sí a modo de satélite.

Aunque cuentan con menos apoyo en los medios científicos podemos decir que sobre el origen de La Luna hay tres hipótesis más (y entonces harían un total de seis).

El naturalista francés Bufon enunció la suya en 1749. En ella supone que un gran cometa chocó contra el Sol y del “chapoteo” que se produjo surgieron los planetas y sus satélites.

Otra es la llamada HIPÓTESIS DE LAS MAREAS que tiene muchos puntos en común con la de Buffon, pero supone que no fue un cometa lo que chocó contra el Sol sino una estrella que le pasó muy cerca y le arrancó pedazos que despues se fueron condensando y solidificando a medida que se enfriaban hasta convertirse en . . . bueno, en uno de esos “pedazos” es que vivimos nosotros ahora.

La última –por el momento- fue la hipótesis propuesta en 1951 por el astrónomo norteamericano Gerard P. Kuiper y que es, en rigor, una versión modificada de la clásica de Kant y Laplace con la diferencia que supone que el inicio del Sistema Solar fue una nebulosa primigenia de gases y polvo.

Pero . . . estamos hablando de un cuerpo celeste al cual ya hoy dia han ido y regresado tripulaciones de cosmonautas, y ellos han ccaminado por su superficie y cargado sus mochilas con minerales lunares colectados por sus propias manos, y esas muestras las han traído consigo a su regreso a La Tierra (sin menoscabar los trabajos realizados durante largo tiempo por los dos LUNAJOD que automáticamente caminaron muchísimo por La Luna analizando minerales etc).

Entonces . . . ¿Qué misterios tiene La Luna?

El gran enigma de La Luna es que en ella se suman muchas cosas que pudieran ser casuales, y ya hablamos de dos :

1- Su órbita circular.

2- Su forma casi perfectamente esférica

Otra “casualidad” que desconcierta a los científicos es que el tiempo que tarda La Luna en dar una vuelta sobre su propio eje (el “dia” lunar) es de 27 dias, 7 horas, 43 minutos 11 segundos y 5 décimas de segundo, pero este es a su vez el mismo tiempo que invierte La Luna en dar una vuelta alrededor de La Tierra siguiendo su movimiento de traslación (el “año” lunar) de modo que existe una total e incomprensible sincronización entre esos dos movimientos.

De ahí que desde hace decenas de miles de años (y aunque pasen decenas de miles de años más), La Luna siempre ofrecerá la misma cara a La Tierra, No se conocen otros movimientos naturales que tengan lugar con este sincronismo.

De este modo podemos plantear como tercer punto desconcertante:

3- La total sincronización de los movimientos de rotación y traslación de La Luna.

El próximo enigma tiene que ver con los cráteres; porque todos sabemos que La Luna está llena de cráteres (ya hoy se han identificado algo más de 30 mil).

Durante mucho tiempo se creyó que los cráteres eran el producto del choque de meteoritos contra la superficie lunar; pero ya hoy los científicos saben que no pudo ser así, porque se ha visto que hay cráteres que se cruzan unos con otros. Las leyes más elementales de la balística nos enseñan que un segundo impacto cercano al cráter dejado por un primero borra sus huellas o las desfigura para hacer las suyas propias; pero no es solo eso, sino que en La Luna hay sistemas de hasta 10 cráteres total y perfectamente concéntricos . . . y es muy poco probable que caigan 10 meteoritos, uno detrás del otro, y todos en el mismo y exacto lugar donde cayó el primero.

Ya que estamos hablando de los cráteres debemos de añadir que hay uno que es tan grande que abarca casi toda la superficie visible de La Luna (el Gran Cráter del Mar de las Lluvias). Por supuesto que un meteorito capaz de provocar un cráter tan colosal debió simplemente de haber destruido La Luna ¡haciéndola pedacitos !

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