LA HIPÓTESIS NEBULOSA del eminente  filósofo Kant fue dada a conocer en 1755 y más tarde, en 1796, ampliada por el  matemático francés Laplace. En ella se supone que en un inicio una nebulosa de  gases y polvo rodeaba al Sol girando en torno a él, pero la fuerza centrífuga  ensanchó la nebulosa por el ecuador resultando entonces que esta se dividió en  una serie de anillos que se fueron condensando dando lugar a los planetas y sus  satélites. Esta idea implica que La Tierra y La Luna se formaron más o menos al  mismo tiempo.
 Otra de las hipótesis sugiere que La  Luna originalmente formaba parte de La Tierra de la cual se desprendió. 
 Una tercera hipótesis sugiere que La  Luna era inicialmente un planeta independiente de La Tierra, y que a  consecuencia de fuerzas gravitacionales (que actuaron en condiciones que no han  podido aclarar ni los propios autores de este concepto) nuestra Tierra “capturó”  a ese planeta –que es hoy La Luna- poniéndola a girar en torno a sí a modo de  satélite.
 Aunque cuentan con menos apoyo en  los medios científicos podemos decir que sobre el origen de La Luna hay tres  hipótesis más (y entonces harían un total de seis).
 El naturalista francés Bufon enunció  la suya en 1749. En ella supone que un gran cometa chocó contra el Sol y del  “chapoteo” que se produjo surgieron los planetas y sus satélites.
 Otra es la llamada HIPÓTESIS DE LAS  MAREAS que tiene muchos puntos en común con la de Buffon, pero supone que no fue  un cometa lo que chocó contra el Sol sino una estrella que le pasó muy cerca y  le arrancó pedazos que despues se fueron condensando y solidificando a medida  que se enfriaban hasta convertirse en . . . bueno, en uno de esos “pedazos” es  que vivimos nosotros ahora.
 La última –por el momento- fue la  hipótesis propuesta en 1951 por el astrónomo norteamericano Gerard P. Kuiper y  que es, en rigor, una versión modificada de la clásica de Kant y Laplace con la  diferencia que supone que el inicio del Sistema Solar fue una nebulosa  primigenia de gases y polvo.
 Pero . . . estamos hablando de un  cuerpo celeste al cual ya hoy dia han ido y regresado tripulaciones de  cosmonautas, y ellos han ccaminado por su superficie y cargado sus mochilas con  minerales lunares colectados por sus propias manos, y esas muestras las han  traído consigo a su regreso a La Tierra (sin menoscabar los trabajos realizados  durante largo tiempo por los dos LUNAJOD que automáticamente caminaron muchísimo  por La Luna analizando minerales etc).
 Entonces . . . ¿Qué misterios tiene  La Luna?
 El gran enigma de La Luna es que en  ella se suman muchas cosas que pudieran ser casuales, y ya hablamos de dos :
 1-    Su órbita circular.
  
 De ahí que desde hace decenas de  miles de años (y aunque pasen decenas de miles de años más), La Luna siempre  ofrecerá la misma cara a La Tierra, No se conocen otros movimientos naturales  que tengan lugar con este sincronismo.
 De este modo podemos plantear como  tercer punto desconcertante:
 3- La total sincronización de los  movimientos de rotación y traslación de La Luna.
 El próximo enigma tiene que ver con  los cráteres; porque todos sabemos que La Luna está llena de cráteres (ya hoy se  han identificado algo más de 30 mil).
 Durante mucho tiempo se creyó que  los cráteres eran el producto del choque de meteoritos contra la superficie  lunar; pero ya hoy los científicos saben que no pudo ser así, porque se ha visto  que hay cráteres que se cruzan unos con otros. Las leyes más elementales de la  balística nos enseñan que un segundo impacto cercano al cráter dejado por un  primero borra sus huellas o las desfigura para hacer las suyas propias; pero no  es solo eso, sino que en La Luna hay sistemas de hasta 10 cráteres total y  perfectamente concéntricos . . . y es muy poco probable que caigan 10  meteoritos, uno detrás del otro, y todos en el mismo y exacto lugar donde cayó  el primero.
Ya que estamos hablando de los cráteres debemos de añadir que hay uno que es tan grande que abarca casi toda la superficie visible de La Luna (el Gran Cráter del Mar de las Lluvias). Por supuesto que un meteorito capaz de provocar un cráter tan colosal debió simplemente de haber destruido La Luna ¡haciéndola pedacitos !
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