martes, 11 de diciembre de 2007

Lemuria


La tierra que se tragó el mar

Nacido como especulación de un científico, "el continente lemuriano" concitó los fervores de teósofos y espiritistas.

Monte Shasta, en California, sede de una "aldea mística" lemuriana.Un extrañísimo cóctel de hechos reales, interrogantes científicos y fantasía desenfrenada vincula a varios disímiles personajes con la extraña gestación de Lemuria, el "continente perdido". Son ellos la ocultista Helena Blavatsky, el biólogo Ernst Haeckel, el periodista Edward Lanser, el teósofo William Scott-Elliot y un animalito llamado lémur. Todos ellos participan de una historia que empieza, a mediados del siglo pasado, con una duda de los zoólogos. El lémur, un carnívoro de Madagascar, también vivía en el continente africano, en la India y en el archipiélago malayo. ¿Cómo se explicaba que un animal terrestre hubiese podido llegar a esos diversos territorios separados por el mar? La respuesta que se le ocurrió al zoólogo Philip Sclater – dado que se desconocía lo que hoy se denomina deriva continental – fue que debió haber existido un continente sumergido, al que denominó Lemuria. Y Ernst Haeckel, célebre defensor en Alemania de las ideas de Charles Darwin, propuso que ese continente perdido habría sido la cuna de la humanidad. Resolvía así, de un plumazo, el problema que aquejaba en esa época a los evolucionistas: la ausencia de restos fósiles del famoso "eslabón perdido" en la cadena de antepasados del hombre.

Ernst HaeckelMadame Blavatsky, famosa espiritista, fue una divulgadora apasionada de temas misteriosos, entre los cuales Lemuria y la Atlántida ocuparon un lugar destacado. En el Tíbet, los mahatmas le revelaron que los lemurianos habían sido gigantes de cuatro brazos y un tercer ojo en la nuca. Siguió sus huellas otro ocultista, William Scott-Elliot, quien dibujó un planisferio donde ubicó el continente tragado por el mar. Además, agregó un rasgo a los lemurianos: tenían talones tan largos que podían caminar hacia atrás. Finalmente, en el siglo XX, el periodista norteamericano Edward Lanser creó una conmoción en el estado de California. En 1932 pretendió haber descubierto, en el monte Shasta, una comunidad de lemurianos, que habían sobrevivido gracias a su invisibilidad y al "poder secreto de los maestros tibetanos".

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