martes, 11 de diciembre de 2007

Las bombas de Hiroshima y Nagasaki siguen explotando y la victima eres tú


(1ra Parte)


I. LA FALSIFICACION DE LA HISTORIA

Las bombas no se tiraron sobre objetivos militares.

Las bombas no evitaron la muerte de soldados aliados.

Las bombas no pusieron fin a la II Guerra mundial, ni se tiraron para derrotar a Japón.

“La omisión, es la mentira más poderosa”. (George Orwell)

La omisión de hechos fundamentales es una parte de la falsificación sistemática de la historia, que es un elemento esencial de la propaganda del sistema.

La falsificación de la historia de la Segunda Guerra Mundial por los historiadores occidentales (1), llega a su cumbre con la versión oficial de los bombardeos atómicos de Japón (2).

Así que engañados por una enseñanza falsificada, reforzada regularmente por reportajes en los medios de desinformación, todo el mundo cree que las bombas arrojadas sobre objetivos militares de Hiroshima y Nagasaki pusieron fin a la Segunda Guerra Mundial, evitando más víctimas civiles y militares.

Harry Truman, Presidente de los Estados Unidos, declaró entusiasmado inmediatamente al recibir la noticia de la aniquilación de Hiroshima: “Éste es el suceso más grandioso de la historia”.

Luego en su primer discurso referente al hecho mentiría sin verguenza: “El mundo se enterará que se soltó la primera bomba atómica del mundo sobre una base militar en Hiroshima”. Y no olvidó añadir otra justificación humanitaria, adelantándose a las críticas venideras: “Esto se hizo para evitar hasta donde fuera posible la muerte de civiles”. (3)

“Las bombas evitaron la muerte medio millón de soldados norteamericanos” —Truman.

“Las bombas salvaron a un millón doscientos mil aliados” —Winston Churchill. (4)

Os invito a repasar la versión oficial críticamente:

1. LAS BOMBAS SE TIRARON SOBRE OBJETIVOS MILITARES

Mentira!

Si Hiroshima albergaba “una importante base militar” como dijo el Presidente Roosevelt, y como repite esta semana la revista española la Aventura de la historia en su dossier central que no tiene ni una sola referencia bibliográfica: “Hiroshima era un importante enclave militar, albergaba depósitos de armamento y una planta de investigación del ultrasecreto caza a reacción japonés” (5).

¿Cómo es que sus habitantes declararon que no se asustaron cuando oyeron el ruido del Enola Gay que llegaba con el regalito, ni de los otros 2 aviones “ya que los aviones siempre pasaban de largo”?

¿Por qué no se había bombardeado antes Hiroshima, cuando la fuerza aérea norteamericana se había hartado de bombardear todos los objetivos militares y las ciudades japonesas?

En junio de 1945, el General Curtis LeMay, a cargo de los ataques aéreos a Japón, se quejaba de que después de meses de los bombardeos con napalm no había ya nada en las ciudades japonesas más que blancos de chatarra y basura. En julio, los aviones de Estados Unidos podían volar sobre Japón sin encontrar resistencia y bombardear tanto como quisieran ya que Japón no podía defenderse. (6-7-8).


Personas cremando cuerpos en las ruinas.

De hecho los bombardeos de alfombra habían arrasado no solo las 5 ciudades más importantes, sino también otras 67 ciudades (23 ciudades de entre 100.000 y 400.000 habitantes y otras 41 ciudades de unos 100.000 habitantes) destruyendo casi toda la capacidad industrial japonesa como la propia revista La aventura de la Historia reconoce. Incluso se había bombardeado antes la ciudad de Iwakuni situada solamente a 8 km de Hiroshima como menciona la revista Le Monde Diplomatique de este mes sin incluir lamentablemente ni un solo comentario crítico sobre la versión oficial de los hechos (9).

La orden número 13 dada el 2 de agosto por mandos estadounidenses decía: “Fecha del ataque: 6 de agosto. Objetivo del ataque: la parte histórica y la zona industrial de la ciudad de Hiroshima. Segundo objetivo de reserva: los arsenales y la parte céntrica de la ciudad de Kokura. Tercer objetivo de reserva: la parte céntrica de la ciudad de Nagasaki”. (10)

Leyendo las ingenuas declaraciones de los pilotos norteamericanos que tiraron las bombas se puede encontrar que las dianas eran los propios centros de las ciudades y que en el caso de Nagasaki las ordenes ni siquiera se molestaban en mencionar otro objetivo.

Nagasaki no era el segundo objetivo pero una espesa capa de nubes cubría el que sí lo era: Kokura. Incluso en Nagasaki según declaraciones del copiloto estuvieron a punto de no poder tirar la bomba hasta que encontraron un agujero en las nubes. Por eso la bomba afortunadamente cayó tras las colinas que dividen a la ciudad y no en el área más poblada siendo el número de víctimas inmediatas mucho menor que en Hiroshima (11).

Bombardear ciudades no era nada nuevo. Desde antes de la Segunda Guerra Mundial el bombardeo de civiles había sido puesto en práctica por los británicos.

Es lo que documenta Yuri Tanaka, profesor investigador en el Instituto por la Paz de Hiroshima y coordinador de la Revista Japan Focus, entre cuyos libros se encuentra “Hidden Horrors. Japanese War Crimes in World War II”. (12)

En octubre de 1922, ocho escuadrones de la RAF iniciaron bombardeos a gran escala sobre Irak con diversos tipos de bombas, incluyendo bombas incendiarias, bombas de acción retardada, y petróleo sobre viviendas civiles. Según ellos los bombardeos indiscriminados “demostraban ser notablemente efectivos, extremadamente económicos e indudablemente humanitarios a la larga”… y prosiguieron hasta 1932 (12).

El General Hugh Trenchard, después de los bombardeos civiles en Irak, dirigió la Independent Force (el cuerpo británico de bombarderos en la II Guerra Mundial) y aplicó la misma estrategia que ahora pasó a denominarse púdicamente “bombardeos estratégicos”.

Trenchard aseguraba que: “es evidente que el efecto moral de los bombardeos supera a sus efectos materiales en una proporción de 20 a 1, y que por tanto era preciso crear el mayor efecto moral posible”. Por ende la mejor manera de derrotar al enemigo era llevar a cabo “bombardeos estratégicos” contra viviendas de civiles, especialmente de obreros industriales.

Los norteamericanos compartieron esta táctica confiando en que la campaña de bombardeos conjuntos anglo-estadounidenses sobre civiles iba a destruir la moral alemana. Y así se hizo por ejemplo el 13 y el 15 de febrero, la ciudad de Dresde sufrió un bombardeo durante 14 horas con bombas incendiarias. Arrasaron la ciudad, donde no había instalación militar alguna, y mataron 70.000 y 135.000 personas. (12)

Al final de la guerra, 131 pueblos y ciudades alemanes habían sido bombardeados y aproximadamente 600.000 civiles alemanes habían muerto durante “bombardeos estratégicos” llevados a cabo principalmente por fuerzas británicas y estadounidenses (12).

A pesar de estas evidencias, el historiador David Kennedy tiene el cinismo de escribir esta semana misma en la “prestigiosa” revista Time: “En Europa los aviones U.S. B-17 y B-24 de bombardeo hicieron un considerable esfuerzo por restringir sus ataques a los objetivos de alto valor económico y militar”. (13)

Este energúmeno enseña Historia en la Universidad de Stanford para desgracia de sus alumnos y por si fuera poco amenaza con un próximo libro acerca del carácter nacional Americano.

Luego los norteamericanos continuaron la misma estrategia en el Pacífico.

Más de cien ciudades japonesas fueron destruidas mediante bombas incendiarias y dos más mediante bombardeos nucleares, causando un millón de víctimas, incluyendo más de medio millón de muertes, sobre todo de civiles (12). Solo el bombardeo de Tokio, el 9 de marzo de 1945, con bombas de fósforo y con 8.250 bombas de 250 kgs. que a 150 metros antes de tocar el suelo se fragmentaban cada una en 50 bombas de napalm, asesinó a 120.000 personas, hiriendo a más de 40.000 (14).

Los bombardeos de alfombra habían arrasado no solo las 5 ciudades más importantes, sino también otras 67 ciudades (23 ciudades de entre 100.000 y 400.000 habitantes y otras 41 ciudades de unos 100.000 habitantes) destruyendo las viviendas de 21 millones de personas (14).

Es preciso resaltar que la mayoría de las víctimas de los “bombardeos estratégicos” son necesariamente civiles, en especial ancianos, mujeres y niños por la sencilla razón de que los hombres jóvenes se encontraban en el frente.
Matar civiles deliberadamente con “bombardeos estratégicos” o por otros medios son crímenes de guerra según los principios de las leyes internacionales establecidos en Nuremberg y en Ginebra. Son actos de terrorismo.

Por último, Tanaka recuerda que “jamás se ha terminado guerra alguna tan sólo bombardeando indiscriminadamente y matando a civiles en masa. Más bien hay numerosas evidencias de que semejantes estrategias han solido fortalecer la resistencia” (12).

Esta estrategia siguió durante las guerras de Corea donde se destruyeron la mayoría de las ciudades y pueblos con masivos bombardeos de napalm (15) y de Vietnam donde se llegó a envenenar las cosechas con dioxinas mediante el agente naranja como hemos documentado anteriormente (16).

En las últimas guerras las víctimas civiles y la destrucción de objetivos no militares han pasado a denominarse “daños colaterales”. Los “bombardeos de precisión” con armas radiactivas en guerras como las de Afganistán, Kosovo e Irak extienden las víctimas no solo a las poblaciones civiles actuales si no también a sus futuras generaciones.


Nagasaki. Dos días antes de la explosión de la bomba atómica.


Nagasaki. Tres días después de la explosión de la bomba atómica.

Volviendo a Hiroshima y Nagasaki. Las bombas no se tiraron para evitar más víctimas civiles de la guerra. Por el contrario las víctimas civiles habían sido un objetivo de los bombardeos y lo siguen siendo.

2. LAS BOMBAS EVITARON LA MUERTE DE SOLDADOS ALIADOS

Falso!

Las estimaciones de víctimas americanas que hipotéticamente se evitarían al tirar las bombas atómicas han sufrido un ajetreo considerable.

El 18 de junio en una reunión de los jefes militares estadounidenses se concluye que las pérdidas estimadas, tras un desembarco en Japón, no superarían a los 50.000 hombres (17). Según el Estado Mayor de EEUU eran de entre 20.000 y 46.000 en junio-julio de 1945. Truman hablaba usualmente de 250.000.

Pero esa cifra fue engordando a medida que pasaba el tiempo, en 1955 el mismo Truman ya daba una cifra de medio millón de norteamericanos salvados. Winston Churchill se pasó todavía más y habló de que las bombas habían salvado a millón y medio de aliados. (18-19)

Pierre Pierart concluye al respecto:

“Contrariamente a lo que se dice en los manuales de historia y en los medios, Hiroshima y Nagasaki no habrían ahorrado más que 25 a 50.000 muertos de soldados estadounidenses según los informes más serios de diferentes consejeros militares norteamericanos. Hay que recordar que la terrible batalla de Okinawa, del 1º de abril al 26 de junio de 1945, provocó la muerte de 12.500 soldados estadounidenses y 37.000 heridos”. (20)

Nótese que incluso la predicción más optimista parte de la base de que hubiese un desembarco de las tropas de EEUU.

Pero incluso la necesidad del desembarco fue puesta en cuestión un año después por el informe The United States Strategic Bombing Survey que afirma que: “antes del 1 de noviembre de 1945 Japón se habría entregado incluso si no se hubiese planteado ninguna invasión”. (21)

Es preciso pues concluir que las bombas atómicas eran además mágicas ya que iban salvando más y más vidas humanas a medida que pasaba el tiempo. Así que no solo no debemos denunciar a los responsables de haberlas tirado como asesinos, sino que además debemos estarles eternamente agradecidos por su maravillosa labor humanitaria.

3. LAS BOMBAS PUSIERON FIN A LA II GUERRA MUNDIAL

Mentira!

El proyecto de fabricar la bomba atómica se inició en mayo de 1942 bajo la dirección de Vannevar Bush, Presidente del Carnegie Institute, y del General Leslie Groves, jefe del cuerpo de ingenieros del ejército bajo el nombre de Manhattan. (20)

El programa Manhattan tenía inicialmente un objetivo preventivo: la fabricación de 3 o 4 bombas atómicas que utilizasen la reacción en cadena de la fisión del uranio 235 y del plutonio. Esta reacción en cadena debería liberar cantidades enormes de energía en un tiempo muy breve. En principio, oficialmente se trataba de disuadir a los Alemanes de su proyecto secreto de utilizar una bomba atómica que nunca terminaron de fabricar.

Numerosos datos históricos demuestran (incluso del gobierno y de altos mandos del ejército estadounidense) que esa afirmación no se sostiene.

William Blum demuestra muy documentadamente que la capacidad militar de Japón había sido totalmente destruida y el gobierno japonés había enviado comunicados y personas para negociar la paz con los Estados Unidos; negociadores que Washington ignoró completamente. (21)

Históricamente los archivos nacionales en Washington tienen documentos del gobierno de ESTADOS UNIDOS que contienen pruebas de la intención japonesa de acordar la paz desde una fecha tan temprana como 1943. (22)

Un cable del 5 de mayo de 1945, enviado a Berlín por el Embajador alemán en Tokio, decía que oficiales de la marina japonesa reconocían que la situación claramente era desesperada y que las fuerzas armadas japonesas aceptarían la capitulación incluso si los términos eran duros. El cable fue interceptado y descifrado por los Estados Unidos. (23)

Ese mes, el Secretario de Guerra L. Stimson rechazó tres recomendaciones de alto nivel dentro de la administración para activar negociaciones de paz. Las ofertas proponían informar a Japón que los Estados Unidos estaban dispuestos a considerar el mantenimiento del sistema imperial (como de hecho así se hizo) y no insistir sobre la rendición incondicional. (24)

Alemania había sido derrotada meses antes fundamentalmente por el ejército soviético (25). La rendición definitiva se produjo el 9 de mayo 1945.

El Vice Presidente Truman nunca fue informado de la existencia de la bomba, al contrario que el Ministro de Guerra Stimson.

Solo cuando murió el Presidente Roosevelt, el 12 de abril de 1945, el Secretario de Estado James Byrnes le puso al corriente del proyecto. (21)

El 16 de abril. El General Arnold, jefe de las Fuerzas Aéreas y el General Groves, jefe del proyecto Manhattan escojen las 4 ciudades diana para el futuro bombardeo atómico: Hiroshima, Niigata, Kokura y Nagasaki. (26)

El 18 de abril. Henry L. Stimson, Ministro de Guerra, presenta la lista a Truman. (26)

El 26 abril, Truman es informado de que el proyecto Manhattan va retrasado. El uranio 235 no estará listo antes del 1º de agosto. (26)

El 21 de mayo. Truman confía a Davies que ha retardado la apertura de la conferencia de Potsdam hasta julio afín de poder utilizar la bomba en el plano diplomático, pues quería estar seguro de disponer de su bomba atómica en la reunión. (27)

De hecho, la conferencia de Potsdam en la que se reunieron los Aliados (incluyendo los rusos) se realiza del 17 julio hasta el 2 de agosto.

El 31 de mayo se reunió la comisión interina encargada, según explicó el Secretario de Guerra Stimson, de decidir si se tiraría la bomba y en qué condiciones. Estaba constituida por militares como los Generales Marshal y Groves, responsables políticos, científicos y multinacionales industriales como Dupnt, Westinghouse, Union Carbide, Tennessee Eastman, etc. (28)

Japón ya había manifestado seriamente su intención de rendirse antes de que se tirasen las bombas.

El 21 de junio de 1945, al día siguiente de la caída de Okinawa, el Emperador japonés rechaza las posturas extremistas que los militares han manifestado opuestas a la rendición. (29)

El 6 de junio el Ministro de Guerra Henry L. Stimson dijo al Presidente Truman que “temía que antes de que las bombas atómicas estuvieran listas Japón se rindiese impidiendo demostrar su fuerza”. (30)

En julio, Togo, Ministro de Asuntos Exteriores de Japón, pide al Embajador soviético, J. Malik, que facilite las mediación entre el Japón y los Estados Unidos. Esta acción diplomática no tendría ningún efecto. (27)

En julio, antes de los líderes de los ESTADOS UNIDOS, Gran Bretaña, y la Unión Soviética se reunieran en Potsdam, el gobierno japonés envió varios mensajes de radio a su Embajador, Naotake Sato, en Moscú, pidiendo que “solicitase la ayuda soviética para mediar en establecer la paz. Su majestad está extremadamente impaciente por terminar la guerra cuanto antes”. (31)

A pesar de que no les informó oficialmente, los rusos conocían el proyecto al menos desde junio ya que Klaus Fuchs proporcionó una descripción detallada de la bomba de plutonio a los soviéticos (27).

6 de junio. Stimson informa al Presidente Truman que el proyecto Manhattan debe seguir siendo secreto. Dos semanas más tarde, el comité aconseja al Presidente anunciar la bomba discretamente a Stalin. (17)

11 de junio. Informe de James Franck sobre los peligros de una carrera de armamentos atómicos. (17)

21 de junio. El comité dirigido por Stimson afirma que la bomba debe ser utilizada a la primera ocasión, sin advertencia previa, sobre una ciudad con una fábrica de armamento. (17)

El problema como hemos visto antes es que ya no quedaban ciudades con importantes fábricas de armamento… Daba igual, las ciudades ya habían sido escogidas aunque no las tuvieran por los Generales estadounidenses.

30 de junio. El comité responsable de la prueba de la primera bomba atómica Trinity (Alamogordo) retrasa la fecha del ensayo atómico al 16 de julio (17).

4 de julio. Churchill da su aprobación para el empleo de la bomba atómica (comité político anglo-americano de Washington). (20)

7 de julio. El Emperador Hiro-Hito pedirá al gobierno soviético recibir al príncipe Konoye en Moscú para negociar una rendición incondicional (21).

10 de julio. Molotov declara al Ministro chino de Asuntos Exteriores, T.V. Soong, que la URSS podría declarar la guerra al Japón a finales de agosto. (20)

16 de julio. Primera explosión atómica experimental (Trinity) en Alamogordo, Nuevo Mexico, de la bomba de plutonio, que era la más conflictiva.


El nombre clave de la prueba fue Trinity (Trinidad), supuestamente debido al poema de John Donne que comienza de la siguiente manera: “Apalea a mi corazón, Dios en tres personas”.

17 de julio. Apertura de la Conferencia de Potsdam en el palacio Kronprinz que se prolongará hasta el 2 de agosto.

18 de julio. Stalin informa personalmente a Truman que el Ministro japonés de Asuntos Exteriores Togo y el Embajador en Moscú Sato piden el fin de la guerra. (20)

21 de julio. Truman recibe un informe detallado del General Groves sobre la explosión de Alamogordo. Desde ese momento la actitud del Presidente estadounidense con relación a los soviéticos cambiará totalmente... El Presidente de los Estados Unidos, en el curso de una reunión aparte, anuncia a Stalin que tiene un arma secreta revolucionaria. Stalin le invita a “utilizarla bien”. (20)

El Presidente Truman endurece su posición y toma disposiciones para poner fin a la conferencia desde el 24 de julio.

El 24 de julio el grupo de los aviones B-29 está listo ya para el bombardeo atómico. Truman y sus colaboradores Stimson, Marshall y Arnold fijan el comienzo de las operaciones para el 3 de agosto. (20)

El 25 de julio, durante la reunión de Potsdam, Japón aseguró al Ministro de Asuntos Exteriores ruso Molotov “la sinceridad de nuestro deseo de terminar la guerra y que entiendan que estamos intentando terminar las hostilidades pidiendo términos muy razonables para asegurar y mantener nuestra existencia nacional y el honor”. Es decir, el mantenimiento del Emperador que de hecho se respetó aunque fuese transformado en un títere de los EEUU (33-34).

Se ha dicho que los rusos no dieron curso a las reiteradas demandas de paz de Japón, pero como señala Blum (21), habiendo descifrado años antes el código de los mensajes japoneses, Washington no tenía que esperar a ser informado por los soviéticos de estos correos para obtener la paz; lo sabía inmediatamente, y no hizo nada. Además los anteriores datos demuestran sin duda alguna que los Estados Unidos tenían un conocimiento completo de que Japón intentaba terminar la guerra.

26 julio. Declaración de Gran Bretaña, Estados Unidos y China pidiendo la rendición incondicional del Japón. Amenaza de destrucción total del Japón. Stalin no es consultado. (20)

El Presidente Truman y su Secretario de Estado, James Byrnes, incluyeron la condición de rendición incondicional al término de la declaración del 26 de julio en Potsdam, sabiendo que era inaceptable y que de todas formas estaban dispuestos a mantener un Emperador títere que era lo único que Japón pedía.

Esto se hizo en contra de la opinión de los más altos mandos militares del ejército estadounidense. El General Douglas MacArthur, estaba convencido que la retención del Emperador era vital para una transición ordenada a la paz. El Almirante William Leahy estaba de acuerdo. La negativa a conservar el Emperador daría lugar solamente a que el japonés se desesperase… un Japón casi derrotado podía dejar de luchar si la entrega incondicional se retiraba como demanda (35-36).

Pierre Pierart recalca que “se propuso una capitulación explícitamente incondicional con el reconocimiento implícito del mantenimiento de la monarquía imperial”. (37)

Un detalle importante ya que los aliados sabían que formulada de este modo la declaración no sería aceptada por Japón, que era lo que se pretendía. Pero hacía falta tener una excusa y ocultar el hecho de que la orden de lanzar las bombas había sido dada antes de publicar el ultimátum.

Esta versión final de los términos de la rendición de Japón era en cualquier caso una payasada. El día antes de que fuera publicada, Harry Truman ya había aprobado la orden para lanzar la bomba atómica. (38)

El 28 de julio el Almirante Suzuki, en una conferencia de prensa, declara que Japón no responderá al ultimátum (que había sido censurado por los militares). (20)

El 3 de agosto los 3 aviones están listos para la misión de bombardeo y de fotografía de la bomba. (37)

El 5 de agosto Truman incita a Tchang Kaï Chek para que retrase las negociaciones previas a la entrada en guerra de la URSS contra el Japón (37).

El 6 de agosto se tira la primera bomba atómica en el centro de la ciudad de Hiroshima. Hemos descrito en detalle sus efectos en conmemoración del 59 aniversario (39).

Es muy importante resaltar que incluso desde el lado de los Estados Unidos muchos funcionarios militares de alto grado cuestionaban la necesidad del uso de la bomba atómica.

En Potsdam, el General Hap Arnold afirmó que el bombardeo convencional podría terminar la guerra. El Almirante Ernest King creyó que solamente con un bloqueo naval la población japonesa moriría de hambre y se sometería. El General Dwight Eisenhower en una conversación con Stimson le dijo al Secretario de Guerra lo siguiente: “Japón está derrotado ya y tirar la bomba es totalmente innecesario... Pensé que nuestro país debía evitar la opinión impactante del mundo por el uso de un arma innecesariamente como medida de ahorrar vidas americanas. Era mi creencia que Japón, en ese mismo momento, buscaba una cierta manera de rendirse salvando mínimamente su honor. Mi actitud perturbó al Secretario profundamente, refutando casi aireadamente las razones que di”. En sus memorias, cuyo principal autor fue Bundy reconocidamente, el ex Secretario de Defensa Henry L. Stimson reconoce que no se hizo ningún esfuerzo, y no se consideraba hacer ninguno seriamente para que Japón se rindiese, simplemente para utilizar la bomba.

No sabemos si Tolkien se inspiró en este Gollum enloquecido y borracho de poder que llamaba amorosamente a la bomba atómica: “mi bomba, mi secreto”, en su diario citado en sus memorias. Pero incluso al Presidente Truman le aconsejaron sus Generales del ejército, Douglas MacArthur, que durante la guerra tenía a su mando las tropas aliadas en el océano Pacífico, y el General Dwight Eisenhower, que luego fue Presidente, que no había ninguna necesidad militar de utilizar la bomba.

El General MacArthur advirtió a los EEUU que: “los japoneses están agotados, que el Emperador del Japón quiere firmar un armisticio y que el golpe de gracia podría darse en un plazo de semanas mediante armas convencionales”. (42) Truman reconoció en una reunión tres días antes de que la bomba fuera lanzada sobre Hiroshima que “Japón estaba buscando la paz”.

Pero a pesar de todo las bombas se tiraron. Y no solo una, lo que evidentemente habría bastado para el propósito oficialmente admitido de acabar la guerra, sino que se tiraron dos. Además se hizo con un intervalo de solo 2 días, lo que dejaba poco tiempo para que se examinasen sus resultados. De hecho la segunda bomba arrasó Nagasaki poco después de que los japoneses se rindiesen.

A a las 11 de la mañana del 9 de agosto, el Primer Ministro Kintaro Suzuki declaró ante el gobierno de Japón: “bajo las actuales circunstancias he concluido que se debe aceptar la proclamación de Potsdam y terminar la guerra”. (43)

Las conclusiones del informe The United States Strategic Bombing Survey, 11 meses después, fueron las siguientes: “Parece claro que sin los ataques atómicos la supremacía en el aire habría podido ejercer la suficiente presión para provocar la rendición incondicional y evitar la necesidad de la invasión. De acuerdo con una investigación detallada de todos los hechos, y apoyado por el testimonio de los líderes japoneses que sobreviven implicados, es la opinión del examen que ciertamente antes del 31 de diciembre de 1945, y probablemente antes del 1 de noviembre de 1945, Japón se habría entregado incluso si las bombas atómicas no se hubieran tirado, incluso si Rusia no se hubiese incorporado a la guerra, e incluso si no se hubiese planteado ninguna invasión”. (44)


Bomba atómica llevada por el avión Enola Gay sobre Hiroshima.

Más tarde, en 1953, el General Dwight Eisenhower reconoció ante la ONU que los militares habían procedido a 42 explosiones nucleares desde Nagasaki hasta diciembre de 1953 e intentó instituir el proyecto Condor para informar a la población de los peligros de las explosiones nucleares militares. Proyecto que nunca se aplicó (45).

El General Eisenhower, volvió a declarar en una entrevista de 1963 a la Revista Newsweek que “el Japón estaba listo para rendirse y no era necesario golpearlos con esa cosa tremenda”. (46)

También años después el Almirante Guillermo Leahy, indicó en sus memorias que “el uso de esta arma bárbara en Hiroshima y Nagasaki no supuso ninguna ayuda material en nuestra guerra contra Japón. Los japoneses estaban derrotados y listos ya para rendirse”. (46)

El General MacArthur reiteró en 1960 que “No había ninguna necesidad militar de emplear bomba atómica en 1945”. (21)

Y no penséis que MacArthur se había vuelto pacifista y antinuclear. Al final de la guerra de Corea, cuando China entró en guerra, reclamaba desde el 9 de diciembre de 1950 nada menos que 34 bombas atómicas para utilizarlas en “un plan tan simple como decir buenos días”. Este genial proyecto consistía en “expandir desde el mar de Japón hasta el mar Amarillo un cinturón de cobalto radiactivo” tirando algunas de las 450 bombas atómicas que ya poseía EEUU en la época sobre una lista de objetivos que suministró en diciembre de 1950 (15).

Incluso el propio Churchill reconocería después que: “Sería erróneo suponer que el destino del Japón fuese determinado por la bomba atómica”. (21)

La oposición de los científicos

La oposición a la bomba en el mundo científico fue mucho más importante que en el ámbito militar. Numerosos científicos escribieron al anterior Presidente Roosevelt para que detuviese el proyecto de utilizar la bomba atómica.

Ya en 1944 el físico danés y premio Nobel Niels Bohr escribió al Presidente de los Estados Unidos, que en la época era Roosevelt, y a Churchil advirtiéndoles del peligro de las armas nucleares.

Bohr, insistió más tarde en la necesidad de informar a los soviéticos sobre las investigaciones realizadas en el marco del proyecto Manhattan. Churchill, contrariamente a Roosevelt, se opuso vigorosamente a esta propuesta e incluso quiso encarcelarlo. Bohr, que ya se había encontrado con los físicos Kapitsa y Landau en la URSS, no fue autorizado a visitarlos. (20)

En 1945 un grupo de 8 científicos atómicos encabezado por James Frank y entre los que se encuentra Einstein, escriben un informe (informe Frank) advirtiendo a Roosevelt del peligro. Roosevelt al parecer no leyó este informe, ni la carta de Bohr.

El informe fue reenviado al recién electo Presidente Truman el 11 de junio, firmado esta vez por 64 científicos. Tampoco tenemos evidencias de que los leyera.

Uno de los principales opositores fue precisamente J. Robert Oppenheimer, físico norteamericano de enorme prestigio y director científico del proyecto Manhattan para la fabricación de la bomba atómica.

El 16 julio de 1945 la primera bomba de plutonio estalló en las Montañas Jemez, al Norte de Nuevo México, en Los Alamos, Oppenheimer, contemplándola estático citó un fragmento del texto hindú milenario, el Bhagavad Gita: “Soy la muerte, el destructor de mundos”.

Ken Bainbridge, director de las pruebas, añadió algo menos poético: “Todos somos ahora unos hijos de puta”. Luego Oppenheimer inspeccionó el lugar de la explosión. Años después moriría de cáncer de pulmón, uno de los cánceres favoritos del plutonio, aunque se atribuirá a que fumaba en pipa.

Varios de los creadores de la bomba, inmediatamente después de haber contemplado la monstruosa explosión, escribieron una petición para que no se usase, pero como todas las demás protestas cayeron en saco roto.

Tras el crimen perpetrado por las bombas atómicas sobre los ciudadanos japoneses, numerosos científicos se manifestaron contra la utilización de la bomba y sus futuros desarrollos.

El 6 de septiembre de 1945, Matthew J. Connelly, Secretario del Presidente, representando a los científicos atómicos presentó un memorando crítico sobre las implicaciones políticas de la energía atómica a James Byrnes, Secretario de Estado. (47)

Oppenheimer, considerado como el padre de la bomba, ya que dirigió su fabricación, declaró que la humanidad condenaría la fabricación de esta arma. Dos meses después de Hiroshima, predijo: “La humanidad maldecirá los nombres de Los Alamos e Hiroshima”.

Oppenheimer, dimitió en octubre de 1945. En 1946 le dijo a Truman: “Sr. Presidente, tengo sangre en mis manos”. Truman contestó: “afuera está el baño”, y le dijo a su ayudante que “no lo volviera a dejar entrar”. (48)

Tras la bomba hubo también una reacción de otros científicos que habían trabajado en su preparación en los Alamos. Fundaron la Federación de Científicos Atómicos y publicaron un boletín mensual que se tituló “minutos antes de media noche”.

Einstein calificó la utilización de la bomba como “suicidio cósmico”.


Calles de Hiroshima... mirando hacia el Noroeste desde el centro de la explosión.

En 1949, el Dr. Oppenheimer, entonces Presidente del comité consultivo de la Comisión de Energía Atómica, obtuvo la condena por parte de todos sus miembros acusándola de ser “un arma inmoral, costosa, e inútilmente devastadora”.

Openheimer, aunque aceptó la dirección de la Comisión de Energía Atómica (CEA) de los EEUU, se opuso públicamente al nuevo plan para fabricar la bomba de hidrógeno mucho más devastadora. Todo esto le valió la exclusión de su cargo y pasar a la lista negra durante la caza de brujas del Macartismo.

En 1954, J. Edgar Hoover, director del FBI, redactó un informe para la Casa Blanca apoyando la acusación de que Oppenheimer era un “agente de espionaje”. El comité de seguridad de la CEA, sin que se demostrase que fuera culpable, lo separó de toda participación en los nuevos proyectos de investigación. Finalmente cuatro años antes de morir fue rehabilitado.

“Truman sabía que estaba comenzando el proceso de aniquilación de las especies”, afirma Peter Kuznick, director del Nuclear Studies Institute de la American University en Washington DC, EEUU. “No fue simplemente un crimen de guerra, fue un crimen contra la humanidad”. (7)

Como puede verse, ni la opinión de los dirigentes militares ni la de los científicos pudo impedir el crimen. No nos engañemos, no era culpa solo de Truman que acababa de llegar a la presidencia y de enterarse de la existencia del proyecto secreto de construirla (Manhattan), a pesar de que había sido el Vice Presidente con Roosevelt. Truman era solo un títere como lo son todos los Presidentes.

Otras fuerzas más poderosas ya estaban en acción. Predominó la opinión y los intereses de las multinacionales que habían impulsado el multimillonario proyecto de la creación de la bomba como Carnegie, Dupont, Westinghouse, Union Carbide, Tennessee Eastman, General Electric, Boeing (que fabricaba los bombarderos que las transportaron), etc. al que se sumarían otras como Monsanto. (50)

Esta es una buena prueba de que ya entonces el Presidente de los Estados Unidos, los políticos y el Pentágono no eran quienes decidían.

No es casual que Eisenhower en su discurso final como Presidente de los EEUU advirtiese del peligro para la democracia del creciente poder del lobby militar-industrial.

Las decisiones se tomaron y se siguen tomando en otra parte.

¿PERO SI NO HACIA FALTA TIRAR LAS BOMBAS PARA ACABAR LA GUERRA. ¿CUAL ERA EL OBJETIVO?

No es difícil de comprender.

A mi juicio había tres motivos claros que justifican este comportamiento criminal, innecesario, para ganar una guerra que ya estaba ganada.

I- Amenazar a Rusia, que entonces era un país “aliado”, y al mundo entero.

Anatoly Koshkin, PhD en Historia, opina que el objetivo era frenar el avance soviético en su artículo “No fue la bomba atómica lanzada sobre Japón lo que hizo finalizar la Segunda Guerra Mundial”. (10)

Truman dijo al respecto refiriéndose a los rusos: “Si la bomba explota, en lo que confío, tendré, sin lugar a dudas, un garrote para esos muchachos”. (10)

El 28 de mayo de 1945, el representante personal del Presidente de EEUU, Hopkins, al encontrarse en Moscú informó a Washington de que Stalin les prometió en persona a él y al Embajador de EEUU, Harriman, lo siguiente: “El ejército soviético habrá desplegado plenamente sus unidades en las posiciones de Manchuria hacia el 8 de agosto”. (10) Manchuria estaba ocupada por Japón en esos tiempos.

La URSS declaró la guerra a Japón el 8 de agosto y atacó el 10 de agosto, al día siguiente de la tragedia de Nagasaki. No lo hizo en relación con los bombardeos atómicos sino según lo acordado con sus aliados británicos y estadounidenses en la conferencia de Yalta: entraría en la guerra tres meses después de la capitulación de Alemania.

No es solo la opinión de los historiadores rusos, muchos historiadores, científicos y militares occidentales han dicho lo mismo.

El científico inglés Blackett por ejemplo afirmó que los bombardeos atómicos “en último lugar eran un acto apuntado contra Rusia”. (10)

Según el científico nuclear del proyecto Manhattan, Leo Szilard, el Secretario de Estado Byrnes había dicho que la ventaja más grande de la bomba no era su efecto sobre Japón sino su poder para hacer que Rusia fuera más manejable en Europa. (51)

Szilard contó a sus biógrafos cómo el Secretario de Estado de Truman, James Byrnes, dijo antes del ataque de Hiroshima que “Rusia sería más manejable si quedase impresionada por el ejército americano. Una demostración de la bomba puede impresionar Rusia”. (46)

Después de Nagasaki, Stimson, Secretario de Defensa, escribió: “en el Departamento de Estado se desarrolló una tendencia a pensar en la bomba como arma diplomática”.

Por si no estuviese suficientemente claro, el General Leslie Groves, que fue nada menos que el director del proyecto Manhattan desde su comienzo, testificó en 1954: “nunca a partir del momento en que tomé a mi cargo este proyecto, me hacía ilusiones, Rusia era nuestro enemigo, y el proyecto fue conducido sobre esa base”. (53)

Churchill, que conocía el proyecto antes de Truman, había aplaudido y había entendido su uso, dijo: “Ahora tenemos algo en nuestras manos que reenderezará el equilibrio con los rusos”. (54)

Hace solo unos días, en la revista Británica New Scientist, dos historiadores han divulgado algunas evidencias que confirman que la decisión de los EEUU de tirar bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki fue empezar la guerra fría contra la Unión Soviética en vez de terminar la Segunda Guerra Mundial, y que no era necesario para ello utilizarlas como hemos demostrado a lo largo de este trabajo.

Selden, un historiador de la Universidad de Cornell en Nueva York, con Peter Kuznick, director de los estudios nucleares del Instituto en la Universidad Americana en Washington, estudiaron los archivos diplomáticos de los EEUU, de Japón y de la URSS. Encontraron que “tres días antes de Hiroshima, Truman admitío en una reunión que ‘Japón buscaba paz’. Sus Generales mayores y consejeros políticos le dijeron que no había necesidad de utilizar la bomba. Pero las bombas se tiraron de todos modos. El impresionar a Rusia era más importante que terminar la guerra”. (55)

II - Había que rentabilizar el proyecto Manhattan.

Era preciso rentabilizar un proyecto que había costado un ojo de la cara. En el curso de seis años, entre 1939 y 1945, se gastaron más de 2 mil millones de dólares en el Proyecto Manhattan, que movilizó a 150.000 personas.

No había explicación militar para el uso de la bomba, según el Almirante estadounidense Leahy, la decisión era claramente política, debido a las enormes sumas de dinero que se habían gastado ya en el proyecto. (56)

III - En tercer lugar había que probar las nuevas armas.

En general se habla de las bombas atómicas, pero en realidad no había solo una bomba atómica. En los Alamos se había probado la bomba de plutonio. Pero los EEUU tenían dos tipos distintos de bombas que probar en carne viva.

- 6 de agosto. Hiroshima. Bomba de Uranio 235, apodada niño pequeño.
- 9 de agosto. Nagasaki. Bomba de Plutonio, apodada hombre gordo. 20 kilotones.

¿Por qué no utilizar dos bombas? ¿Por qué no duplicar el crimen?

- Hiroshima supuso 200.000 víctimas, 160.000 supervivientes contaminados a corto plazo.

¿No eran suficientes? ¿Era necesario en Nagasaki causar otras 100.000 víctimas con la fraudulenta excusa de que Japón se rindiera? ¿Era necesario vaporizar a cientos de miles de personas para ganar una guerra que ya estaba ganada?

Lo mismo sucedió en la primera guerra del golfo, que era innecesaria ya que los irakíes presentaron 7 propuestas de salida pacífica de Kuwait (que habían invadido con el acuerdo de EEUU) y las dos últimas eran de salida incondicional como documenta rigurosamente Michel Collon (57).

Pero en este caso también había que probar las nuevas armas radiactivas mal llamadas de uranio empobrecido (58) y posicionarse geoestratégicamente en la zona.

Ninguno de los argumentos sustentados para justificar el crimen de Hiroshima y Nagasaki se sostienen, ni desde el punto de vista histórico ni, menos aún, desde el punto de vista moral y ético.

Este crimen inició una época de tensión en la que Washington planeó y amenazó con el uso de armas nucleares por lo menos en 20 ocasiones en los años ’50 y los años ’60. (58)

Hoy esta tensión no ha desaparecido. Por el contrario sigue creciendo.


La cúpula de la Bomba-A, antiguamente el Hall de Promoción del Comercio, cerca del centro de la explosión, es el único edificio que aun sigue en pie desde que la bomba fue arrojada sobre Hiroshima el 6 de agosto de 1945.

Los EEUU, en su última revisión de su estrategia nuclear, siguen burlándose de las leyes internacionales, proponen el uso de armas nucleares incluso contra Estados que no las posean, rechazan la prohibición internacional de ser los primeros en usar armas nucleares en un conflicto y están desarrollando una nueva generación de armas nucleares que tienen grandes posibilidades de ser usadas en próximos conflictos.

Además, la utilización creciente de armas radiactivas en las 3 últimas guerras, ocultada bajo la coartada de contener solo uranio empobrecido, abre el camino a la aceptación de esta nueva generación de armas de destrucción masiva. Por eso, hoy más que nunca, todos los que conservemos un mínimo de sentido común compartimos el sentimiento expresado por Tadatoshi Akiba, Alcalde de Hiroshima (59):

“Nos negamos a vivir en un mundo de miedo y de odio continuamente reciclados. Nos negamos a vernos unos a otros como enemigos. Nos negamos a cooperar en nuestra propia aniquilación.”

Notas y referencias bibliográficas citadas:

1- Algunos de los aspectos de la falsificación de la historia de la segunda guerra mundial ya los denuncié en un boletín anterior (nº 75, 2005).

2 - Sobre la falsificación de la historia de Hiroshima también la he denunciado repetidas veces tanto en la revista como en los boletines . Ver especialmente boletín nº 51 y entrevista a Pierre Pierart. Medicina Holística nº 55.

3 - Declaraciones de Truman. Publicado por hunnapuh. Las historias “Malditas”
http://hunnapuh.blogcindario.com/2005/06/00198.html

4- William Blum. “Hiroshima: Last military act of World War II or first act of the Cold War?”

5- Japón en guerra. Desplegable central. La aventura de la historia nº 82. Julio 2005.

6- Stewart Udall, The Myths of August (New York, 1994), pp.73, 75.

7- Martin S. Quigley, Peace Without Hiroshima (Lanham, MD, 1991), pp.105-6.

8- Charles L. Mee, Jr., Meeting at Potsdam (New York, 1975), p.76.

9- J. Hersey. “Le jour ou le monde a change”. Hiroshima 6 Aout 1945. Le Monde diplomatique . Agosto 2005.

10- Ria Novosti, Anatoly Koshkin. Doctor en Historia. “No fue la bomba atómica lanzada sobre Japón lo que hizo finalizar la Segunda Guerra Mundial”.

11- Charles “Don” Albury, 84. Co-pilot on a B-29 that accompanied the Enola Gay and on the Bockscar
http://www.time.com/time/world/printout/0,8816,1086329,00.html

12- Yuri Tanaka. Bombardeos contra la población civil. Artículo original en Japan Focus.
http://www.zmag.org/Spanish/0705tanaka.htm

13- David M. Kennedy Crossing the Moral Threshold. Why U.S. leaders never questioned the idea of dropping the Bomb. Time 1 agosto 2005.

14- Japón en guerra. Dossier La aventura de la historia nº 82. Julio 2005.

15- Bruce Cumings. “Memoires de feu en coree du nord”. Le monde diplomatique. Diciembre 2004.

16- Sobre la guerra de Vietnam ver boletines anteriores 70, 63, 54, 52 y el dossier dioxinas en el nº especial doble 49-50 de Medicina Holística.

17- Pierre Piérart. Il y a 60 ans : la tragédie de Hiroshima et Nagasaki se précisait malgré l’écroulement de l’Allemagne nazie. (3ª parte). Soixantième anniversaire de la tragédie de Hiroshima et de Nagasaki. www.cso.org

18- Barton Bernstein, “The Myth of Lives Saved by A-bombs”, Los Angeles Times, July 28, 1985, IV, p.1;

19- Barton Bernstein, “Stimson, Conant, and their Allies Explain the Decision to Use the Atomic Bomb”, Diplomatic History, Winter 1993, p.48.

20- Pierre Piérart. Il y a 60 ans : la tragédie de Hiroshima et Nagasaki se précisait malgré l’écroulement de l’Allemagne nazie. (4ª parte). Soixantième anniversaire de la tragédie de Hiroshima et de Nagasaki. www.cso.org

21- William Blum. “Hiroshima: Last military act of World War II or first act of the Cold War?”

William Blum es autor de importantes libros como:
- Killing Hope: US Military and CIA Interventions Since World War 2.
- Rogue State: A Guide to the World’s Only Superpower.
- West-Bloc Dissident: A Cold War Memoir.
- Freeing the World to Death: Essays on the American Empire
www.killinghope.org

22- Los Angeles Times, Enero 9, 1995, p.5

23- Tim Weiner, “US Spied on its World War II Allies”. New York Times, Agosto 11, 1993, p.9

24- Stewart Udall, The Myths of August (New York, 1994), pp.73-79

25- Como hemos documentado en el boletín nº 75.

26- Pierre Piérart. Il y a 60 ans : la tragédie de Hiroshima et Nagasaki se précisait malgré l’ecroulement de l’Allemagne nazie. (1ª parte). Soixantième anniversaire de la tragédie de Hiroshima et de Nagasaki. www.cso.org

27- Pierre Piérart. Il y a 60 ans : la tragédie de Hiroshima et Nagasaki se précisait malgré l’écroulement de l’Allemagne nazie. (2e parte). Soixantième anniversaire de la tragédie de Hiroshima et de Nagasaki. www.cso.org

28- Pierre Pierart. D´Hiroshima a Sarajevo. La bomba, la Guerra Fría y el ejército europeo. Ed EPO Bélgica, pg. 48
EPO ed. 20A rue Houzeau de Lehaie. 1080 Bruxelles- Belgique. Tel: 32(0)2/414.29.88

29- Pierre Pierart. “D´Hiroshima a Sarajevo. La bomba, la Guerra Fría y el ejército europeo”. Ed EPO Bélgica, pg. 30.

30- Stewart Udall, The Myths of August (New York, 1994), p.76.

31- Mee, Jr., Meeting at Potsdam (New York, 1975), p.23.

32- Esta es la fecha 7 de Julio correcta que figura en el último documento de Pierre. Pierart (20) y que nos ha confirmado en conversación telefónica el 4 de agosto 2005. En documentos que publicamos anteriormente figuraba el 21 de Junio como dedujimos equivocadamente de su libro (28) pgna. 30.

33- Mee, Jr., Meeting at Potsdam (New York, 1975), pp.235-6.

34- Hearings Before the Committee on Armed Services and the Committee on Foreign Relations (US Senate), June 25, 1951, p. 3113, referencias a otros acuerdos de paz.

35- Mee, Jr., Meeting at Potsdam (New York, 1975), pp.75, 78-9.

36- William Manchester, American Caesar: Douglas MacArthur 1880-1964 (Boston, 1978), p. 437.

37- Pierre Piérart. Il y a 60 ans : la tragédie de Hiroshima et Nagasaki se précisait malgré l’écroulement de l’Allemagne nazie. (5ª parte). Soixantième anniversaire de la tragédie de Hiroshima et de Nagasaki. www.cso.org

38- Mee, Jr., Meeting at Potsdam (New York, 1975), p.239.

39- Boletín armas contra las guerras nº 51 agosto 2004. 59 aniversario.

40- Dwight Eisenhower, The White House Years: Mandate for Change, 1953-1956 (New York, 1963), pp.312-3

41- Henry L. Stimson and McGeorge Bundy, On Active Service in Peace and War (New York, 1947), p.629.

42- Dr. Robert Clement Vialletel “jamais plus d´ Hiroshima” ed del autor CCP 1355,13 Nancy. pg. 31. y Pierre Pierart op cit. 28.

43- Mee, Jr., Meeting at Potsdam (New York, 1975), pp.288-9.

44- United States Strategic Bombing Survey (Pacific War), 1 July 1946, p.26.

45- Barry Commoner “Quelle terre laisserons nous a nos enfants?”. Ed. du Seuill. París.

46- The Worst Terror Attacks in History. Norm Dixon | 2 Agosto 2005.

47- Petition to the President of the United States, July 17, 1945.

48- Mickey Z. “59 Years After Hiroshima. Two Traditions: WMD and Disinformation”.

49- Rob Edwards. Hiroshima bomb may have carried hidden agenda. NewScientist.com news service.

50- Alfredo Embid. “Monsanto de las armas químicas a la soja” Medicina Holística nº 74.

51- Charles L. Mee, Jr., Meeting at Potsdam (New York, 1975), p.22.

52- Bernstein, Diplomatic History, pp.66-8. Este parrafo fue borrado del libro “On Active Service”, debido a presiones de George F. Kennan del Departament o de estado.

53- “In the Matter of J. Robert Oppenheimer”, Transcript of Hearing Before Personnel Security Board, Washington, DC, April 12, 1954 to May 6, 1954 (Washington, DC 1954), p.173.

54- Tim Weiner, “US Spied on its World War II Allies”. New York Times, Agosto 11, 1993.

55- New Scientist, 21 de Julio 2005.

56- Mee Ibid., pp.75, 78-9; and William Manchester, American Caesar: Douglas MacArthur 1880-1964 (Boston, 1978), p.437

57- Michel Collon “Ojo con los medias” ed. Iru. www. iru-ed.com

58- http://www.prisonplanet.com/articles/august2005/020805worstattacks.htm

59- Intervención en la ONU del alcalde de Hiroshima en la conferencia sobre la revisión del tratado TNP. www.csotan.org
CONFERENCIAS Y CONMEMORACIONES DEL 60 ANIVERSARIO.

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